Preguntas frecuentes

Preguntas frecuentes

¿CUÁNDO TENGO QUE IR AL PSICÓLOGO?

No necesariamente tienes que tener un trastorno mental para acudir al psicólogo.

Desde nuestra experiencia, observamos cómo se puede beneficiar de nuestro trabajo cualquier persona que quiera buscar su propio crecimiento personal o que tenga un problema concreto, algo que le provoque sufrimiento.

 

Éste puede estar presente, por ejemplo: en las relaciones sexo-afectivas; en la difícil tarea de educar a nuestros/as hijos/as; en las dificultades a la hora de relacionarnos con los demás; en la toma de decisiones vitales; en diferentes problemas relacionados con la alimentación o la insatisfacción con el propio cuerpo; en la convivencia con un duelo que se alarga demasiado; en una simple crisis de ansiedad o en un recuerdo traumático vivido en tu infancia o en la edad adulta.

¿MI HIJO NECESITA IR A UN PSICÓLOGO?

Normalmente, antes de acudir con su hijo/a al psicólogo, supongo que habrán hecho un largo recorrido o que llevan algún tiempo preocupados por ello.

 

Desde nuestro punto de vista, un/a niño/a tiene que ir al psicólogo principalmente por el mismo motivo por el que debe hacerlo un adulto: por el sufrimiento.

 

Es cierto que en los/as niños/as el sufrimiento no siempre es evidente y lo suelen expresar a través de síntomas que no son más que la expresión de conflictos internos. Por ejemplo: no se integra con los demás niños/as, se hace pipí por las noches, está triste o irritable, tiene problemas de conducta, no tiene un buen rendimiento académico o no duerme solo por las noches, entre otras.

¿CUÁL ES LA DIFERENCIA ENTRE PSICÓLOGO Y PSIQUIATRA?

Normalmente, los psiquiatras tienden a ocuparse de los problemas mentales más problemáticos o graves. Suelen orientar su intervención centrándose en aquellas mejoras que pueden producirse a través de los tratamientos farmacológicos.

 

Los psicólogos, aunque también podemos intervenir como apoyo en el trabajo con los psiquiatras, podemos ofrecer servicios a cualquier persona, aunque no se le haya diagnosticado ninguna psicopatología en particular. En la pregunta “¿cuándo tengo que ir al psicólogo?” te hablamos sobre ello. Desde la consulta de Psicología Escribano & Cano consideramos que, en ocasiones, es necesaria la combinación del trabajo conjunto entre psicólogo y psiquiatra.

¿DURANTE CUÁNTO TIEMPO TENDRÉ QUE IR AL PSICÓLOGO?

Cuánto durará el proceso terapéutico dependerá de muchos factores: el tipo de problema o sufrimiento que te haya llevado hasta nuestra consulta, el tiempo que lleva contigo, la confianza en ti mismo/a en este proceso de cambio, tu implicación durante el proceso y, al fin y al cabo, tu historia de vida. Nosotros podemos darte asesoramiento puntual sobre algún aspecto de tu vida en concreto, pero habrá otras ocasiones en las que tu problemática necesitará más tiempo.

¿HAY PSICÓLOGOS PARA GAIS?

Las personas homosexuales han vivido unas circunstancias que distan de las vividas por las personas heterosexuales, por lo que requieren una atención especializada por parte de los profesionales de la psicología. Dentro de este ámbito de estudio, la Psicología Afirmativa Gay es una especialización de la psicología que intenta familiarizar a los profesionales de la salud mental con las problemáticas específicas que sufren los hombres no heterosexuales. Esta disciplina trabaja especialmente en las siguientes áreas: el acompañamiento y el desarrollo de herramientas que ayuden en el proceso de aceptación de la propia orientación socio-afectiva; la vivencia feliz de la homosexualidad y la autoafirmación como homosexual (la salida del armario); la superación del trauma causado por el bullying homofóbico; la sexualidad entre hombres y la terapia de parejas homosexuales.

 

Nuestro psicólogo Andrés Escribano está especializado en acompañamiento e intervención psicológica con diversidad sexual y de género, especialmente en atención psicológica a personas homosexuales bajo los principios teóricos de la Psicología Afirmativa Gay.

¿QUÉ ES EMDR?

EMDR son las siglas (en inglés) de Desensibilización y Reprocesamiento mediante Movimientos Oculares. Actualmente, EMDR está reconocida como terapia efectiva para el tratamiento del trauma por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Asociación Americana de Psiquiatría (APA) y por el National Institute for Health and Care Excellence de Inglaterra.

 

En la consulta de Psicología Escribano & Cano estamos especializados en este tipo de terapia y abarcamos población infantil, adolescente y adulta. Si te parece buena idea, pásate por nuestro link en el que hablamos sobre EMDR para saber más sobre ella. Si lo prefieres, también puedes ver una entrada de nuestro blog en la que te acercamos al fascinante mundo de EMDR (Mover los ojos hasta que desaparezca).

¿POR QUÉ TENGO DIFICULTADES PARA MANTENER RELACIONES SEXUALES? ¿QUIÉN ME PUEDE AYUDAR?

En primer lugar, lo más indicado es descartar que el origen sea orgánico, es decir, médico. Si a nivel físico no padecemos ningún problema (problemas de tiroides, diabetes, etc) , la dificultad a la hora de tener relaciones sexuales se abordará en la Terapia Psicológica. Los temas más tratados en consulta a este respecto son:

 

En el hombre: Los trastornos de la erección y la eyaculación precoz, entre otros.

 

En la mujer: El bajo deseo sexual y las dificultades a la hora de conseguir el orgasmo, entre otras.

Estos problemas causan un gran sufrimiento a nivel personal y de pareja, además es un tema tabú que no se habla con nadie por la vergüenza que acarrea. El trastorno sexual no sería el problema, sería el síntoma (la parte visible) de algo que no vemos o no somos conscientes de que existe. El estrés, la ansiedad puntual o mantenida en el tiempo, la tristeza, una personalidad exigente, una baja autoestima, etc, nos afectan a nivel físico, y por ende, a nivel sexual.

 

El cuerpo nos va dando señales de que “algo no va bien”, escúchalo. Si estás leyendo esto, es porque has empezado a escucharte. Un mensaje tranquilizador es: “Si te ocurre algo relacionado con este tema y no tienes ningún problema físico… Si tienes en tu vida preocupaciones, ansiedad, tristeza, etc, es normal que esto acabe pasando factura al ámbito sexual, pero con la ayuda adecuada, puedes volver a disfrutar de tu vida sexual”.

¿EN QUÉ SE DIFERENCIA EL TRASTORNO DE ESTRÉS POSTRAUMÁTICO DEL TRASTORNO DE ADAPTACIÓN?

TRASTORNO DE ESTRÉS POSTRAUMÁTICO

 

Ha sucedido un incidente con características negativas para el individuo, donde ha visto amenazada su seguridad física y/o emocional.

Los síntomas característicos son la reexperimentación del suceso o de partes de él, la evitación de cosas que le recuerden o le activen el malestar proveniente de dicho suceso, y la activación fisiológica cuando recordamos el evento traumático.

 

TRASTORNO DE ADAPTACIÓN

 

No siempre viene de una situación dañina para la persona, pero el individuo tiene que poner en práctica recursos cognitivos y emocionales para adaptarse a esta nueva situación.

A veces son cambios vitales o de otro tipo, pero provienen de un cambio difícil de asumir para la persona.

El trabajo en ambos casos comienza por indagar cuál ha sido el incidente o incidentes que han desencadenado los síntomas.

¿QUÉ TIPOS DE TRAUMA HAY?

TRAUMA VICARIO

 

El estrés traumático secundario (o vicario), se refiere a un proceso por el cual «un individuo que observa el sufrimiento de otro, experimenta paralelamente las mismas respuestas emocionales a las emociones reales o esperadas de la otra persona», Moreno, Morante, Rodríguez & Garrosa (2004).

 

TRAUMA SIMPLE

 

  • Pueden aparecer en nuestra mente atentados terroristas, terremotos, inundaciones, estar al borde de la muerte en un accidente de tráfico, ser víctima de abusos sexuales, ser atracado a punta de pistola, etc.
  • Habitualmente está asociado a un incidente traumático aislado – TEPT (Trastorno de estrés postraumático).
  • El trauma simple es “el resultado de la exposición a un acontecimiento estresante inevitable que sobrepasa los mecanismos de afrontamiento de la persona” (Janet, 1894/1919).

 

TRAUMA COMPLEJO

 

  • Pero los seres humanos somos una especie social, donde nos relacionamos los unos con los otros y donde nuestra supervivencia depende de ello. Los traumas más dañinos se dan en el ámbito interpersonal, sobre todo en las primeras etapas de nuestro desarrollo (primera infancia) y en nuestras relaciones más íntimas. En este caso hablaríamos de trauma complejo.
  • “El elemento central del trauma es la traición, la traición de nuestra confianza. Que el daño venga precisamente de aquellos en quienes se supone que podemos confiar” (Freyd, 1991).
  • Estamos diseñados genéticamente para relacionarnos, para interactuar con los miembros de nuestra sociedad. Para relacionarnos de una manera sana, necesitamos sentirnos seguros y protegidos, necesitamos confiar. Comenzamos en nuestro primer círculo social (en la barriga de nuestra madre y después en casa) y conforme vamos creciendo iremos estableciendo nuevas redes sociales (colegio, instituto, trabajo, amistades, pareja, etc). Nos vamos vinculando de por vida.
  • El problema surge cuando alguien en quien confío me traiciona, cuando alguien que debe protegerme me hace daño, cuando alguien a quien quiero me da miedo… Son situaciones para las que no nos encontramos preparados, sobre todo si somos niños y dependemos de estas personas. Nuestro cerebro no puede integrar esta información.
  • Haber sufrido historias de maltrato o de abandono familiar son ejemplos de este tipo de trauma. Pero también historias de acoso escolar o por parte del profesorado, entrenadores, acoso laboral, etc.

 

LOS TRAUMAS INVISIBLES

 

  • Algunos autores hablan de “traumas ocultos” para referirse a todas aquellas pequeñas situaciones del día a día que pueden no tener, a primera vista, demasiada importancia. Como dice Anabel González en su libro “No soy yo” (totalmente recomendable), son “cosas que pasan en todas las casas” y que tienen que ver con la falta de aprobación o reconocimiento, con una respuesta inadecuada a las emociones del otro, la manipulación, o a la ausencia de apoyo en la sensible etapa de la infancia.”
  • Las personas que han sufrido estas situaciones o similares, pueden sentirse más vulnerables ante los diferentes eventos de la vida cotidiana, ante las relaciones de intimidad, con daños en su autoestima, etc. Como resultado, tendrán una visión negativa sobre el mundo, sobre los demás y sobre sí mismos. Este hecho provoca que, además, las creencias sobre tengan sobre el mundo, los demás o sobre si mismos sean del tipo “el mundo es peligroso, las relaciones son dañinas, no soy capaz, soy un fracaso, no puedo soportarlo, nadie podrá quererme, se van a reír de mí” etc. Las personas que tienen esta visión – creencias sobre sí mismos y sobre lo que les rodea, padecen un gran sufrimiento y pueden interferir gravemente en su vida cotidiana, sintiendo una pérdida de control y una gran indefensión, sienten que van a la deriva.
Si tienes alguna duda, por favor contacta con nosotros, te responderemos gustosamente. ¡
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