No necesariamente tienes que tener un trastorno mental para acudir al psicólogo.
Desde nuestra experiencia, observamos cómo se puede beneficiar de nuestro trabajo cualquier persona que quiera buscar su propio crecimiento personal o que tenga un problema concreto, algo que le provoque sufrimiento.
Éste puede estar presente, por ejemplo: en las relaciones sexo-afectivas; en la difícil tarea de educar a nuestros/as hijos/as; en las dificultades a la hora de relacionarnos con los demás; en la toma de decisiones vitales; en diferentes problemas relacionados con la alimentación o la insatisfacción con el propio cuerpo; en la convivencia con un duelo que se alarga demasiado; en una simple crisis de ansiedad o en un recuerdo traumático vivido en tu infancia o en la edad adulta.
Normalmente, antes de acudir con su hijo/a al psicólogo, supongo que habrán hecho un largo recorrido o que llevan algún tiempo preocupados por ello.
Desde nuestro punto de vista, un/a niño/a tiene que ir al psicólogo principalmente por el mismo motivo por el que debe hacerlo un adulto: por el sufrimiento.
Es cierto que en los/as niños/as el sufrimiento no siempre es evidente y lo suelen expresar a través de síntomas que no son más que la expresión de conflictos internos. Por ejemplo: no se integra con los demás niños/as, se hace pipí por las noches, está triste o irritable, tiene problemas de conducta, no tiene un buen rendimiento académico o no duerme solo por las noches, entre otras.
Normalmente, los psiquiatras tienden a ocuparse de los problemas mentales más problemáticos o graves. Suelen orientar su intervención centrándose en aquellas mejoras que pueden producirse a través de los tratamientos farmacológicos.
Los psicólogos, aunque también podemos intervenir como apoyo en el trabajo con los psiquiatras, podemos ofrecer servicios a cualquier persona, aunque no se le haya diagnosticado ninguna psicopatología en particular. En la pregunta “¿cuándo tengo que ir al psicólogo?” te hablamos sobre ello. Desde la consulta de Psicología Escribano & Cano consideramos que, en ocasiones, es necesaria la combinación del trabajo conjunto entre psicólogo y psiquiatra.
Cuánto durará el proceso terapéutico dependerá de muchos factores: el tipo de problema o sufrimiento que te haya llevado hasta nuestra consulta, el tiempo que lleva contigo, la confianza en ti mismo/a en este proceso de cambio, tu implicación durante el proceso y, al fin y al cabo, tu historia de vida. Nosotros podemos darte asesoramiento puntual sobre algún aspecto de tu vida en concreto, pero habrá otras ocasiones en las que tu problemática necesitará más tiempo.
Las personas homosexuales han vivido unas circunstancias que distan de las vividas por las personas heterosexuales, por lo que requieren una atención especializada por parte de los profesionales de la psicología. Dentro de este ámbito de estudio, la Psicología Afirmativa Gay es una especialización de la psicología que intenta familiarizar a los profesionales de la salud mental con las problemáticas específicas que sufren los hombres no heterosexuales. Esta disciplina trabaja especialmente en las siguientes áreas: el acompañamiento y el desarrollo de herramientas que ayuden en el proceso de aceptación de la propia orientación socio-afectiva; la vivencia feliz de la homosexualidad y la autoafirmación como homosexual (la salida del armario); la superación del trauma causado por el bullying homofóbico; la sexualidad entre hombres y la terapia de parejas homosexuales.
Nuestro psicólogo Andrés Escribano está especializado en acompañamiento e intervención psicológica con diversidad sexual y de género, especialmente en atención psicológica a personas homosexuales bajo los principios teóricos de la Psicología Afirmativa Gay.
EMDR son las siglas (en inglés) de Desensibilización y Reprocesamiento mediante Movimientos Oculares. Actualmente, EMDR está reconocida como terapia efectiva para el tratamiento del trauma por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Asociación Americana de Psiquiatría (APA) y por el National Institute for Health and Care Excellence de Inglaterra.
En la consulta de Psicología Escribano & Cano estamos especializados en este tipo de terapia y abarcamos población infantil, adolescente y adulta. Si te parece buena idea, pásate por nuestro link en el que hablamos sobre EMDR para saber más sobre ella. Si lo prefieres, también puedes ver una entrada de nuestro blog en la que te acercamos al fascinante mundo de EMDR (Mover los ojos hasta que desaparezca).
En primer lugar, lo más indicado es descartar que el origen sea orgánico, es decir, médico. Si a nivel físico no padecemos ningún problema (problemas de tiroides, diabetes, etc) , la dificultad a la hora de tener relaciones sexuales se abordará en la Terapia Psicológica. Los temas más tratados en consulta a este respecto son:
En el hombre: Los trastornos de la erección y la eyaculación precoz, entre otros.
En la mujer: El bajo deseo sexual y las dificultades a la hora de conseguir el orgasmo, entre otras.
Estos problemas causan un gran sufrimiento a nivel personal y de pareja, además es un tema tabú que no se habla con nadie por la vergüenza que acarrea. El trastorno sexual no sería el problema, sería el síntoma (la parte visible) de algo que no vemos o no somos conscientes de que existe. El estrés, la ansiedad puntual o mantenida en el tiempo, la tristeza, una personalidad exigente, una baja autoestima, etc, nos afectan a nivel físico, y por ende, a nivel sexual.
El cuerpo nos va dando señales de que “algo no va bien”, escúchalo. Si estás leyendo esto, es porque has empezado a escucharte. Un mensaje tranquilizador es: “Si te ocurre algo relacionado con este tema y no tienes ningún problema físico… Si tienes en tu vida preocupaciones, ansiedad, tristeza, etc, es normal que esto acabe pasando factura al ámbito sexual, pero con la ayuda adecuada, puedes volver a disfrutar de tu vida sexual”.
TRASTORNO DE ESTRÉS POSTRAUMÁTICO
Ha sucedido un incidente con características negativas para el individuo, donde ha visto amenazada su seguridad física y/o emocional.
Los síntomas característicos son la reexperimentación del suceso o de partes de él, la evitación de cosas que le recuerden o le activen el malestar proveniente de dicho suceso, y la activación fisiológica cuando recordamos el evento traumático.
TRASTORNO DE ADAPTACIÓN
No siempre viene de una situación dañina para la persona, pero el individuo tiene que poner en práctica recursos cognitivos y emocionales para adaptarse a esta nueva situación.
A veces son cambios vitales o de otro tipo, pero provienen de un cambio difícil de asumir para la persona.
El trabajo en ambos casos comienza por indagar cuál ha sido el incidente o incidentes que han desencadenado los síntomas.
TRAUMA VICARIO
El estrés traumático secundario (o vicario), se refiere a un proceso por el cual «un individuo que observa el sufrimiento de otro, experimenta paralelamente las mismas respuestas emocionales a las emociones reales o esperadas de la otra persona», Moreno, Morante, Rodríguez & Garrosa (2004).
TRAUMA SIMPLE
TRAUMA COMPLEJO
LOS TRAUMAS INVISIBLES